Eros Demonio

 Este no es un nuevo poema. Es una confesión. Hace meses trato de evitar hablar sobre un dolor que se clavó como espina en mi corazón y convive con cada fibra, pensamiento y acción que despliego sobre mi mundo. Como ahora me he enamorado, ahora me doy cuenta... ahora me doy cuenta de que la espina todavía estaba ahí. Yo evito hablar del tema porque cómo podrìa darle espacio a un demonio deforme cuando delante de mis ojos tengo al caballito de Eros, suave, pomposo, tiene alas, tiene cuerno, descansa brillando para él mismo, tiene color a cafesito... 

Un demonio en cambio... jaja. Un demonio en cambio siempre te trata con agresividad, retiene el cariño que sabe que ansías, te da premios por no reclamar lo que a leguas se nota que es una mentira, te dice que no te va a besar porque no le gustan tus besos, tiene una sexualidad desbordante y te hace sentir avergonzada por pedir que no la trates como un objeto, un demonio es adicto, es adicto al trago, a las drogas, es adicto al sexo, es adicto a la pornografía, te obliga a ver porno con él y lo normaliza "ya quisieran todas hacer esto con sus maridos". Un demonio te insulta cuando se molesta, te dice anda a terapia, necesitas terapia, loca, idiota, gorda, te es infiel y trata de convencerte de que tú tuviste la culpa, no te trata con ternura, te trata con odio, con violencia, actúa como el mejor novio frente a todos, pero puertas adentro te dice que eres lo peor que le ha pasado, que te odia, que ojalá no hubieras llegado a su vida, que se va a ir con esta o con la otra. Un demonio tiene 3 o 4 relaciones a la vez, se comunica con la más rata por una cuenta anónima y se ríen juntos de ti a tus espaldas, pero aún así no te deja ir, no deja que te vayas, no deja que tengas apoyo, así que te aísla de todos y habla mal de cualquier persona que muestre un poco de cariño por ti: De los que estudian arte, de los músicos, de los rockeros, de todos. Te aísla, te secuestra, encuentrantus grietas y las llena de mentiras, de odios, de dolor. Un demonio utiliza el silencio como castigo, como arma contra ti, te humilla de varias maneras en especial cuando te muestras vulnerable, sensible, tocada. Un demonio se queda pegado a tu cuerpo, con dolores que desconocías tener, y además responde sin empatía y con malicia. Un demonio es como tener a un padre machista 24/7 en tu casa criándote en pleno siglo 21 y dándote a madrasos para que por lo menos así te hagas fuerte, pero en realidad solo él se fortalece con tu sifrimiento. Un demonio no te deja ir, sabe que lo recibirás si viene llorando a tocarte la puerta, sabe que te preocupará, sabe que atenderás sus crisis y se hará el desentendido en las tuyas. 

Todo eso y más hace un demonio. Te secuestra la mente, el cuerpo y el alma. Y sufres en silencio y avergonzada por años antes de poder salir. Y cuando lo logras solo quieres recuperar el tiempo perdido, pero tú, tu sigues secuestrada reaccionando a cualquier estímulo que te transporte inconscientemente a ese tiempo como si todos fueran el enemigo. Es que viviste 7 años con el enemigo y ahora eres un perro rescatado que muerde la mano del que le da de comer porque antes te pegaba el que te daba las sobras de su comida.



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