"Por la mañana, temprano, siempre era la misma cosa renovada: despertar. Lo que era lento, extendido, vasto. Ampliamente abría los ojos.
   Tenía quince años y no era bonita. Pero por dentro de su delgadez existía la amplitud casi majestuosa en que se movía como dentro de una meditación. Y dentro de la nebulosidad, algo precioso. Que no se desperezaba, que no se comprometía, no se contaminaba. Que era inmenso como una joya. Ella."

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