Subió al cielo y me tocó la puerta,
me miró con sus tiernos ojos vacíos
y absorbió todo mi cerebro.
Luego
me esperó afuera y me invitó a un paseo
"nunca conocí el mal" le dije
(hace años estoy encerrada y nunca nadie me ha podido sacar)
y él me contestó -acariciándome el rostro-
"tú siempre tendrás el poder"
Bajé con él piso por piso
atravesando todo cuerpo físico
acurrucados en las noches frías
enredados como serpientes
cada noche y cada día
Ahora duermo con los pies en la cabecera de la cama para no recordarle por las mañanas
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